El Clásico Nacional entre Chivas y América terminó con el marcador empatado y sin goles por ningún bando, aunque más allá de la cancha lo que más ha dejado de qué hablar es lo que sucedió fuera de ella.

Una vez que terminó el encuentro, los jugadores del América caminaban rumbo a los vestidores cuando Julián Quiñones volteó a ver a la afición rival y les dedicó un polémico gesto.

Quiñones simuló que cargaba a un bebé, expresión que en el futbol se ha traducido a la frase 'son mis hijos', haciendo referencia a que en los últimos clásicos la balanza ha estado del lado del América.

El gesto del naturalizado mexicano se da apenas unos días después de que el mismo Quiñones alzó la voz por los comentarios racistas que ha recibido, por lo que se ha desatado distintas opiniones en redes sociales sobre el comportamiento del futbolista cuando es él mismo quien pide un cese a la violencia.