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Fecha: 11 de mayo 2024
Redactado por: REDACCIÓN YA! FM /AR
En 1980, Denisse de Kalafe se encontraba en su casa preparando una cena para unos amigos con la guía del recetario que había pertenecido a su madre, en cierto momento la nostalgia por su madre, quien se encontraba en Brasil, la invadió.
Un error en una receta, donde accidentalmente usó betún de pastel en lugar de otro ingrediente para el relleno, mantuvo esa nostalgia presente, por lo que después de la cena, en un momento de reflexión y añoranza hacia su madre, Denisse tomó un pedazo de papel de estraza, el único que tenía a mano, y comenzó a escribir. Al sentarse al piano, las palabras fluyeron con naturalidad, dando vida a una canción que capturaba la esencia del amor y la gratitud hacia una madre.
Inicialmente, “Señora, señora” era una pieza muy personal que De Kalafe guardó durante años. No fue hasta 1986 que, por sugerencia de su representante Maru Mandujano y el productor Eduardo Magallanes, se convenció de incluirla en su álbum “Amar es”.
Al cantársela a Eduardo Magallanes, este se emocionó y lamentó no haberla conocido antes.
"La guardé muchos años porque era una canción familiar. Cuando Magallanes me dijo que faltaba una canción para el disco, no le dije nada. Maru Mandujano, que era mi representante entonces, dijo ‘oye, Denise, por qué no le cantas la canción que le hiciste a tu mamá’. Y yo ‘Maru, ¡por Dios! Eso no tiene nada que ver con el disco. Es una canción de la familia’. Entonces Magallanes dice ‘a ver, ¿cómo era?’”
Luego de cantar la famosa rola “se le llenaron los ojitos de lágrimas, y después llenó su boca de improperios. Que por qué no le había enseñado la canción antes".
La canción además de ser un éxito, lograba llenar de lágrimas los ojos de quienes la escuchaban por primera vez, lo cual la convirtió rápidamente en un himno en las celebraciones del Día de las Madres.
“Señora, señora” es más que una canción; es un tributo a todas las madres y a los sacrificios que realizan a lo largo de sus vidas. La historia de cómo Denisse de Kalafe transformó un momento de añoranza en una obra musical que trasciende generaciones resalta el poder del arte para conectar emociones y personas, independientemente del tiempo y la distancia.